sábado, 27 de febrero de 2016

Un acercamiento a la Educación Inclusiva

Todas las personas en el mundo tienen el mismo derecho a estudiar, poder estudiar y acceder a una educación de calidad es un derecho universal. Si alguien tiene un problema, se le ayuda a resolverlo. Toda la comunidad educativa es parte de la inclusión: la familia, la escuela, etc. Si son diferente tienen derecho a que alguien los ayude, sin importar lo grande que sea esa diferencia.

Con el tiempo las personas han sido discriminadas por su diversidad funcional, sin darnos cuenta que la diversidad funcional es inherente al ser humano y que nuestra funcionalidad varía en función de nuestro crecimiento y el incontestable paso del tiempo. Por lo tanto, es inevitable.

Lo que sí podemos evitar es la discriminación por esa diversidad funcional. Porque la discriminación es una construcción social, no es inherente al ser humano, es una circunstancia construida por el tipo de sociedad que hemos elegido. Una sociedad que no sabe qué hacer con nosotros mismos cuando llegamos a mayores. La discriminación por diversidad funcional es segregación y exclusión de la comunidad.

¿Por qué educación inclusiva? Porque, si admitimos la segregación desde la educación y desde la infancia, estamos aceptando la segregación. Todos los seres humanos queremos lo mismo: que nos quieran, que nos acepten, estar con los demás. Ese es el objetivo fundamental de la educación: la convivencia de unos con otros. Así lo estipula la Declaración Universal de Derechos Humanos, y así lo estipula nuestra Constitución. Segregar en la educación es ir contra ese principio, contra ese objetivo. ¿Cómo van a llevar una vida independiente en la comunidad, con su gente, si desde pequeñitos se aparcan en sitios especiales?.

La segregación educativa no es nueva: se hizo con las mujeres, se hizo con los negros, se ha hecho con todos aquellos seres que han sido considerados inferiores. Cambiar el paradigma consiste en que no se sientan inferiores, simplemente son diferentes y quieren que se les trate esa diferencia con la convivencia; empezando desde la infancia, que es donde se aprenden los valores de una sociedad.

Un comienzo es cimentar el valor triple de la Igualdad (esto es, en reconocer al otro por lo que es y no por lo que nos gustaría que fuese), la Equidad (el trato desigual para ayudar a quienes están en condiciones desfavorables) y la Justicia (reconocimiento de la dignidad y de la valía del otro), no es un comienzo puramente abstracto, sino que se puede concretar en la programación en cada unidad didáctica y claramente, en la Evaluación, donde debemos poner de manifiesto la Equidad, el trato desigual que favorezca a todos, a nuestra diversidad, en el que confluyen también los otros dos valores, la Justicia y la Igualdad.

Algunos de los principios básicos del sistema educativo actual son: 

 – La atención a la diversidad, englobando y respetando las necesidades y características de cada alumno y dando respuestas educativas adaptadas a ellas.
– La inclusión como presencia, aceptación y participación de cada uno de los miembros de la comunidad educativa.
– La normalización como oportunidad de aprendizaje en diferentes contextos naturales.

Esta nueva mirada nos permite creer de manera más firme y convincente en una de nuestras señas de identidad “atención a la diversidad”, así como tomar conciencia de ella y asumir que esto es una carrera de largo recorrido donde todos podemos aprender juntos.

En México hay muchos niños que presenta una serie de diferentes discapacidades o problemas de aprendizaje de tipo biológico, sabiendo que no tienen la misma capacidad física pero si mental aunque un poco más lento que la de cualquier niño normal, no se puede tratar de la misma manera ya que se necesita un cuidado especial para estos niños.

Dentro de la educación, en un salón específicamente de nivel básico es recurrente que existe este tipo de casos, tomando en cuenta que los profesores no tiene la suficiente preparación para tratar con estos tipos de niños trae como consecuencia la segregación por la diversidad funcional que presentan estos niños en el aula.

La educación inclusiva trata de armonizar (desde sus principios) la enseñanza y el aprendizaje en común con la necesaria atención a la diversidad funcional. El punto de partida es considerar la heterogeneidad del alumnado como una situación normal del aula y promover una educación para todos y con todos, independientemente de sus características personales, psicológicas o sociales, sus ritmos de aprendizaje y de si tienen o no discapacidad. Trata de ampliar el ámbito de actuación fuera del aula y de incluir a la familia y a otras comunidades del entorno. Por tanto, la inclusión es un concepto más amplio que el de integración, ya que apuesta por una participación plena en la vida escolar de los alumnos con necesidades especiales integrados en los centros ordinarios.

Como puedo rescatar del portal, la educación inclusiva defiende que cada persona es un ser único e irrepetible, digno de toda atención, que necesita afianzar su dignidad siendo plenamente admitido en todas las instituciones de las que participa, como es el caso de la escuela. La esencia educativa está centrada en las personas concretas. La formación de actitudes y motivaciones, así como la adquisición de hábitos y normas, para responder a las necesidades de cada sociedad, nos obligan a asumir las diferencias individuales y crear estructuras que beneficien a todos.

Poner en práctica los principios de una educación inclusiva nos obliga a repensar la escuela y la enseñanza, y a introducir innovaciones en el modelo tradicional utilizado hasta la fecha en las escuelas. Hay que utilizar toda la imaginación de que dispongamos para hacernos una idea de cómo vamos a llegar a la meta que nos hemos propuesto, ya que una escuela abierta a la diversidad, acogedora para todos y participativa requiere introducir cambios en las actitudes, en la organización de las escuelas, en los currículos escolares, en los modelos pedagógicos y en el estilo de enseñanza.

En cuanto a las innovaciones de organización, se tiene que introducir como elemento esencial la flexibilidad, tanto en lo referente a las agrupaciones de alumnos como en el horario y temporalización, así como en el número de recursos materiales y humanos por aula.

La escuela se enfrenta así al reto de hacer efectivo el derecho de los alumnos a acceder a la educación y a beneficiarse de una enseñanza de calidad adecuada a las necesidades individuales de aprendizaje. Por eso es necesario reforzar y apoyar el plan individual de inclusión de cada niño, pero consiguiendo un difícil equilibrio que satisfaga a todos.

Los esfuerzos realizados desde el sector educación y el sector privado no han sido suficientes para disminuir las diferencias de acceso a servicios educativos de calidad. Se mantienen desigualdades entre escuela rural y urbana y entre escuela pública y privada, tanto en relación a la infraestructura y al equipamiento como respecto a contenidos, tecnologías y horas efectivas de aprendizaje.

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